jueves, 17 de mayo de 2012

CAPITULO 9. NORMAN VINCENT


CAPITULO 9.
SECRETOS POSITIVOS DE LA SALUD Y LA ENERGIA

Dios quiere que usted disfrute de lo mejor de la vida durante toda su vida.  Quiere que se siente gloriosamente vivo, física, mental y espiritualmente.
¿Tiene su vida una calidad vibrante, o usted está vivo únicamente a medias, o goza únicamente de salud parcial? ¿Se le agota la energía dejándolo cansado, e incluso exhausto? 
Ahora prominentes figuras del mundo de la medicina hablan también del “factor de la fe” como productor de salud.
El medico Dr. Herbert Benso dice que el este factor puede producir:
·         Aliviar los dolores de cabeza.
·         Reducir los dolores de la angina de pecho y tal vez hasta eliminar la necesidad de cirugía de desviación (se calcula que el 80% de los dolores de angina se pueden aliviar con la fe positiva).
·         Aumentar la creatividad, especialmente cuando se está experimentando alguna especie de “bloqueo mental”.
·         Vencer el insomnio.
·         Evitar ataques de hiperventilación.
·         Reducir la tensión sanguínea y ayudar a controlar la hipertensión.
·         Mejorar la terapia del cáncer.
Permítame comentarle el caso de una mujer cuya vida cambio por completo.  Apenas llegaba a los treinta y cuatro años de edad, o sea lo que se supone que es lo más florido de la vida; pero debido a quebrantamientos de salud, no podía atender a los quehaceres domésticos y se consideraba demasiado delicada para tener un hijo.  Pasaba largas temporadas en cama, con un bajo nivel de energía.
El patrón de pensamiento negativo y de aprensión que se le había creado por estas circunstancias le quitaba toda alegría de vivir y contribuía a la decadencia de su salud y energía.  Se convirtió en paciente crónica y su presencia era familiar en los consultorios médicos.  El marido ya se había resignado tristemente a la idea de que tenía una esposa semi inválida cuya expectativa de vida era limitada.
     Ella era cristiana y asistía con regularidad a la iglesia.  Su educación religiosa le había dado una fe sincera en el poder de la oración, aceptaba la enseñanza de que con ella se puede alcanzar la guía para resolver los problemas.   A medida que imploraba ayuda para sus dolencias físicas, llegó a convencerse de que recibiría respuesta.

     Un día, leyendo la Biblia, tuvo una idea que la sorprendió.  Es una idea que hoy es muy aceptada, pero para ella fue algo revolucionario.  Lo que pensó fue esto: la salud corporal se puede fortalecer o debilitar, y aun ganarla o perderla, según la actitud mental básica de la persona.
Con un acto de intenso pensamiento, fe, afirmación y confianza, esta mujer comenzó el proceso de rechazar la semiinvalidez y la fragilidad.  Adquirió con el tiempo una recia salud y energía que le permitieron llevar una vida notable de gran actividad casi hasta los noventa y seis años de edad.
Para enseñar y captar esa fuente inagotable de energía, repita o afirme en voz alta las siguientes palabras por lo menos una vez al día.  Al hacerlo, en pie bien derecho, respire hondo y digta:

Yo soy vigoroso.
Estoy lleno de vida.
Estoy lleno de inagotable energía.
Estoy radiante de buena salud.
Soy feliz.
Soy entusiasta.
Estoy lleno de fuerza vital.
Yo sé que en Él está la vida y que su fuerza vital opera en mí, dándome salud, energía y poder.
¡Alabado sea su santo nombre!
     El versículo de la tercera epístola de San Juan relaciona la salud del cuerpo con la salud del alma.  Si el alma y la mente se mantienen libres del mal y de los pensamientos y actitudes negativas, el cuerpo permanecerá sano. 
Cuando con sinceridad pedimos perdón, renacemos y somos renovados  - creados de nuevo en mente y alma según el proceso que se decribe en Salmos 103:2-5:
Bendice, alma mía, al Señor,
No olvides sus muchos beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades,
El que te sana de todas tus dolencias;
El que rescata del de la destrucción tu vida,
El que te corona de favores y misericordia;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como águila.
  
Para disfrutar de salud y energía, uno tiene que saber reconocer las fuerzas benéficas y las malévolas, y escoger correctamente.
He aquí tres sencillos compromisos de intención, sígalos y ellos cambiaran su vida:
1.       Resuelvo leer un capítulo de la Biblia cada día.
2.       Resuelvo aprender de memoria un pasaje de la Biblia cada semana.
3.       Resuelvo dar gracias por la energía y la salud que poseo.


¡Donde hay felicidad hay realización, y donde hay realización hay felicidad!

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